FLASH
La historia de Flash está llena de grandes penas y alegrías, y una de esas alegrías (¿) es ser la saga con más resurrecciones de la historia de los superhéroes.
El universo DC destacaba sobre otros universos por su concepto de legado: A Batman le sustituía Robín en la saga “Hijo pródigo” y en los últimos tiempos con la “muerte” de Bruce; A Oliver Queen le sustituía tanto Arsenal (Roy) como su hijo; a Wonder Woman le sustituía Artemis; a Superman le sustituían cuatro personajes tras su muerte (entre los que se encontraba el nuevo Superboy); y así hasta la saciedad.
Curioso era, sin embargo, el caso de Flash.
El primer Flash (Jay Garrick) aparecía en Flash Comics #1 (1940). Jay era un estudiante que obtenía sus superpoderes tras inhalar una sustancia derivada de trabajar con agua pesada (algo que aún sigo sin saber qué es), y se distinguía por usar un casco de metal. Su creador fue Gardner Fox y fue el primer superhéroe en tener rapidez sobrehumana. Jay finaliza su andadura (momentáneamente) en el Flash #104 (1949).
Este estatus en el plantel de velocistas se mantiene hasta que en 1985, la editorial decide dar un vuelco a su planteamiento, y reconvierte su caótico multiverso en un sólo universo coherente, en el que tienen cabida todos los héroes de los distintos universos. Nacen las crisis que marcan un nuevo origen para todo superhéroe de la casa. Superman pronto renacerá sin que hubiese sido antes Superboy; Wonder Woman será redefinida por George Perez atendiendo a su lado más mitológico… Pero tener tres héroes que responden al nombre de Flash se convierte en una situación bastante incomoda para el legado y para los autores, los cuales deciden dar un final heróico a uno de ellos.
En este punto de la historia, la saga se convierte en un verdadero legado, en el que Wally asume el manto de los velocistas, siempre bajo la atenta mirada del primero de ellos, Jay Garrick, que ahora esta integrado en la única tierra que ha quedado tras las crisis.
Los seguidores de Barry tendrán su momento de nostalgia, de la mano de Mark Waid, en el segundo volumen de las aventuras de Flash. La aventura denominada “El retorno de Barry Allen”pone la guinda final al tema, dando por zanjado que Wally no es el niño que vive bajo la sombra del héroe, sino que es Flash por derecho propio.
Tras este descubrimiento, surge el nuevo velocista, llamado a recoger un día el legado de los Flash. Este elemento es IMPULSO, y resulta ser un nieto de Barry Allen, que llega desde el futuro (por obra y gracia de Iris, la esposa de Barry) para salvar su vida.
Bart pasa de ser Impulso a llamarse Kid Flash y adoptar el traje de adolescente de Wally.
En esto que llegan unas nuevas crisis infinitas, y a alguien se le ocurre la nefasta idea de que no hay crisis sin tragedia entre los velocistas.
Hasta aquí todo ha llevado una evolución natural, en el que el legado de Flash pasa de “padres a hijos” (más o menos), desapareciendo el mentor y quedando el alumno como bastión del legado.
Pero hete aquí que nos cuentan en un crossover entre la JLA y la JSA que Wally no ha muerto, sino que está en un futuro alternativo, y vuelve con su esposa Linda y sus dos hijos gemelos (recordemos que Linda había perdido a los niños por culpa de Zoom en la etapa de Geoff Johns).
Volvemos a tener a los tres velocistas principales (no sé con qué horizontes) en liza. Pero aún no nos habíamos recuperado de la noticia de la vuelta de Barry, que nos encontramos con esta página dibujada por George Perez.
En una aventura denominada “La Legión de Tres Mundos” Bart Allen volvió a la vida y la familia se reunió al completo.
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